Neuropatía: La neuropatía, una condición en la que los nervios de los pies se ven dañados, causa sensaciones de hormigueo, ardor o incluso entumecimiento. La falta de sensibilidad en los pies afecta el equilibrio, volviendo difíciles hasta las tareas más sencillas como caminar o estar de pie.
Fascitis plantar: ¿Alguna vez has sentido un dolor punzante en el talón al dar los primeros pasos del día? Esa es la temida fascitis plantar, causada por la inflamación del tejido que conecta el talón con los dedos. Este dolor puede ser tan intenso que obliga a muchas personas a limitar sus actividades.
Tendinitis y artritis: La inflamación de los tendones o las articulaciones del pie es una constante fuente de malestar y rigidez, limitando la movilidad y haciendo que movimientos cotidianos como caminar o subir escaleras sean dolorosos.
Artrosis: La artrosis, o el desgaste del cartílago, es común en personas mayores y deportistas. Este dolor crónico limita la movilidad del pie y produce una gran frustración, pues reduce significativamente la calidad de vida.
Edema: La hinchazón en los pies y tobillos, o edema, es una de las condiciones más visibles y molestas. Quienes sufren de este problema deben lidiar con una sensación constante de pesadez e incomodidad, dificultando el uso de calzado y el bienestar general.